De Eugenio Taveras
Lo escrito más adelante no tiene el ánimo de una defensa hacia el perseguido, sencillamente, apena lo mal que se maneja y se ha manejado, siempre, la institución encargada de poner el orden, lo propio le ha ocurrido a Estados Unidos con hijos consentidos como Manuel Antonio Noriega de Panamá, Sadan Hussein en Iraq, Osama Bin Bin Laden en Afganistán y otros que iremos descubriendo tanto aquí como allá con el correr de los tiempos.
La soga siempre romperá por lo más estrecho. Ese axioma no tiene desperdicio. Lo único lamentable de esta estrechez de La Soga es que está enfrentado al grupo que lo aupó para llegar a tener la fuerza que acumuló, pero que hoy, lamentablemente de nuevo, no sirve para los intereses que fue creado ese Rambo dominicano, porque todos los Jefes de Policía que pasaron durante su apogeo tenían información plena del papel que estaba desempeñando ante la envestida equivocada que se le ha dispensado a la delincuencia durante largos años.
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