REFLEXION PARA TI, O PARA LOS TUYOS
En vano buscarán los hombres en la historia tratando de encontrar algo similar o superior a Jesucristo, o cualquier cosa que pueda acercársele.
Ni la historia, ni la humanidad, ni el tiempo, ni el universo pueden ofrecen cualquier cosa con la cual pueda comparar o explicar a Jesús.
En Él todas las cosas son extraordinarias. Las páginas del Nuevo Testamento lo demuestran, pues son el libro adecuado para conocerlo de cerca, pues el mismo Cristo es su autor, su tema principal, la puerta para sus tesoros, la afinada sinfonía de la cual Adán y los profetas escucharon tan solo la más débil de sus notas.
Leer diariamente la Palabra de Dios es alumbrarte con luz para dirigir tus caminos, alimento para fortalecerte, y consuelo para animarte, reconociendo que aunque Cristo nazca mil o diez mil veces en Belén, de nada nos valdrá si no nace por lo menos una vez en nuestras vidas. Abre tu corazón para aprender de las sabias enseñanzas de Jesús, conviértete en su discípulo y proclama su Evangelio.
Así apresuras su prometido regreso a este mundo que tanto necesita ser gobernado por el bueno, justo y eterno Dios.
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