10 October 2011

La liposucción

Por Eugenio Taveras

La liposucción puede colocarse en la lista de las modas de final de Siglo XX y continuidad del XXI y te la puedes practicar sin consecuencias ningunas, con cualquier carnicero que abra una clínica en una casa cualquiera en cualquier barrio o urbanización de cualquier ciudad de República Dominicana, el país de las improvisaciones… en todo; todos hacen lo mismo, ninguna acelera la muerte, no representa ningún peligro para su salud, y lo más importante, jamás vuelves tú a echar la grasa que una vez te quitaron, por lo tanto, dispón de 200 mil tulipanes, que los cuartos están para botarlos y para el deterioro de la salud, no para la mejoría.

Antes de acometer tan urgente reparación corporal quiero recordarte dos puntos: 1) donde la naturaleza no puso, no puede haber y 2) los cirujanos plásticos no se sienten nada mal con engrosar su cuenta bancaria en aras de ponerte hermosa o hermoso, como tampoco les importa que en el momento de la extracción, de la grasa que le ordenaste, te dé un infarto, te rompa una vena o arteria o cualquier vaina de esas que producen los imprevistos durante dicha intervención, porque no por tontos ponen al o la paciente a firmar un documento donde los libera de cualquier responsabilidad.

Cuando los familiares, ya tú en el sepulcro, les incoen una demanda y pueda prosperar, se van a encontrar con dos escollos muy potentes en el camino: 1) el poco o ningún funcionamiento de la justicia, todavía, saturada de jueces venales y 2) una Asociación Médica Dominicana dispuesta a defender la honorabilidad y honestidad de ese prominente miembro, el cual, aunque haya cometido la falta más atroz, encontrará la protección total del gremio que lo aglutina.

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