El contexto histórico de “la entrega” está en la crisis del gobierno de Santana a finales de 1859, donde éste decide darse continuidad política con la anexión a España.
Con esta traición a la patria, nuestro país pasó a ser una provincia española de ultramar.
Se trataba de un proceso que había sido encomendado al trinitario Felipe Alfau y que dio sus frutos al ofertarle el control de las aduanas y una reducción de los impuestos para los barcos que provenían de la Corona española.
La anexión se produjo tan sólo a 17 años de proclamada la independencia patria en febrero de 1844.
Con el anuncio de la anexión, se da inicio a una serie de conspiraciones e intentos por restaurar el orden democrático como las de José Contreras en Moca y la de Francisco del Rosario Sánchez en la frontera domínico- haitiana.
Dos años después de consumada la anexión, y luego de un proceso de disturbios que mostraban el descontento del pueblo, se inicia el período histórico dominicano conocido como la Restauración de la República, con la incursión de un grupo de hombres por la frontera con Haití, enarbolando en Capotillo la Bandera Nacional.
Se trataba entonces de la culminación de un proceso de crisis de diversos modelos de dictadura, y luego de anexión a una patria extranjera, sobre todo de los caudillos Pedro Santana y Buenaventura Báez, según refiere el profesor universitario José Antinoe Fiallo: “Un estallido como culminación de un proceso de deterioro sociopolítico y económico”. Con la proclamación de la separación de España, el movimiento se extendió de forma progresiva por el noroeste, pasando luego al Cibao.
Estos dos puntos, de acuerdo con el profesor Fiallo Billini, se constituyeron en las zonas de consolidación del proceso, que luego vio sus raíces crecer al sur, para luego llegar hasta las cercanías de la capital y luego a la región este.
Se trataba de una insurrección que debía hacer frente a los más de 30,000 efectivos que, según Fiallo Billini, tenía el ejército español. Se desconocen las bajas que pudieron producirse del lado europeo.
La batalla ciertamente no era pareja, debido a que los anexionistas contaban con mejor armamento, recursos y un personal con experiencia de academias militares.
Como si fuese poco, nuestro país estaba en medio de dos islas que pertenecían a España: Cuba y Puerto Rico.
El 14 de septiembre de 1863 los protagonistas instauraron el Gobierno Restaurador presidido por José Antonio Espaillat.
El 10 de julio de 1865, las tropas españolas abandonaran la isla, luego de años de trifulcas y sangre derramada, que una vez más sirvieron para confi rmar el deseo de separación que albergó siempre al más puro dominicano: Juan Pablo Duarte.
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