Por Eugenio Taveras
Se puede llamar honesto a quienes tomaron miles y miles de casos laborales de los obreros durante los años dorados de Zona Franca en Santiago, República Dominicana, (décadas ochenta y noventa), con la finalidad de defenderlos y sí los defendieron todos a su estilo muy peculiar.
Es bueno defender un obrero que llega a las puertas de una oficina de abogados con el sueño de conseguir sus chelitos para que no se quedaran todos perdidos y negociar con la necesidad del solicitante de una forma tan descarada y todas esas tropelías fueron aplaudidas hasta por el mismo obrero, inocente de que fue vilipendiado y masacrado, y que solo se le entregó una mínima parte de lo que realmente le tocaba y ese estúpido obrero se iba con el corazón henchido de alegría porque resolvió su problema más rápido de lo que cantó el gallo en madrugada navideña.
Debo poner por escrito y por este medio, de forma que se entienda, que muchos de esos obreros se dieron cuenta muy tarde de que habían sido vilmente engañados y quisieron, incluso, demandar a esas oficinas de abogados, sin embargo, es bien sabido por todos que "entre bueyes nunca hay cornadas", por lo que ningún colega se atrevió a incoar una acción legal en contra de los descarados que manipulaban a su antojo, tanto a empleadores como empleados.
Hubo demandas, muchas, que fueron cerradas, es decir, transadas con las empresas demandadas, siempre haciendo referencia a las de Zona Franca Santiago, décadas 80´s, y 90´s, que las oficinas de abogados mencionadas aquí de forma implícita, pero que para muestra basta un botón, y que los necesitados obreros nunca se enteraron de la solución y, sencillamente, tampoco pasaron a recoger la misérrima parte que entregabas esas oficinas al demandante, por lo que ese dinero, muchas porciones que sumaron una cantidad importante, quedó engrosando la cuenta de los vulgares ladrones que regenteaban esas oficinas.
A la llegada de la Tesorería de Seguridad Social la situación dio un giro de ciento ochenta (180) grados y todo cambió para los abogados que siempre pescaron en río revuelto, es decir, antes de la Ley 87-01 ningún patrón, con raras excepciones, ganaba un pleito ante los tribunales de la República Dominicana, porque la ventaja estuvo casi siempre del lado del empleado, hoy, con la puesta en vigencia de dicha ley, el papel, o se ha invertido, o ha quedado a la par, porque la necesidad de una demanda quedó minimizada.
Querido lector que sigue esta brevísima historia, escrita con los pelos semi descubiertos, ¿sabe lo que ocurre en estos precisos momentos?: las oficinas de abogados, en especial las que se mencionan en este artículo de manera implícita, han optado por pasarse a la acera de enfrente e iniciar una batida en búsqueda de asesorar a las empresas y, al mismo tiempo, tener una esquina dispuesta para los empleados, esto con la finalidad de no cerrar las puertas a quienes en los años de oro ayudaron a engrosar la pequeña fortuna que exhiben algunos juristas en el área laboral.
Les pongo ahora un ejemplo numérico: si a un obrero le tocaban RD$15,000.00, la oficina le decía que eran RD$10,000.00 y de esos DIEZ le entregaba ahí mismito CINCO, pero al mismo tiempo se transaba con la empresa empleadora por RD$25,000.00 y así evitar ir a los tribunales, porque entonces a nivel de la justicia el caso se ponía picante económicamente. Vuelvo y pregunto: ¿ES ESO SER HONESTO? Si alguien puede explicármelo, espero paciente al valiente que tenga la explicación y convencimiento valederos.
Eugenio Taveras
Contador Público Autorizado - Asesor impositivo - Periodista - Facilitador Certificado por INFOTEP
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