Para él, ese fue hasta ahora el desafió más grande de su vida. La parturienta estaba acompañada por su esposo, pero el hombre estaba muy nervioso y no supo qué hacer. El taxista detuvo una ambulancia que llevaba un enfermo y los paramédicos le recomendaron llamar al 911. No había tiempo, la señora Arroyo estaba a pocos minutos de dar a luz y fue entonces cuando el conductor del taxi, decidió “jugársela”, tomando control de la situación.
“Sabía que las vidas de la madre y la bebé estaban en inminente peligro”, dijo Javier. Relató que después de ayudar a la mujer a parir a la niña, la que sacó del vientre con el ombligo umbilical ensangrentado, aumentó la velocidad a más de 100 millas por hora, bajo riesgo de que la policía lo detuviera en el camino.
Pero todo lo que pensó fue salvar a la madre y la criatura. Ella agradeció al taxista lo que hizo y señaló que sintió mucho temor por la situación.
“Una siempre cree que en esas situaciones, algo malo va pasar, pero gracias a la intervención del taxista, pudimos salvarnos yo y mi hija, llegando a tiempo al hospital”, agregó Arroyo.
“Ya tengo más experiencia cuando se me presente otro parto y quizás me ponga a atender a mi mujer, en ese momento pensé que era una hija mía que estaba naciendo”, sostuvo el taxista dominicano.
Arroyo dijo creer que Dios le mandó a Carlos para que pudiera ayudarla en uno de sus momentos más difíciles. Ahora, el taxista dominicano es uno de los héroes de la ciudad y la comunidad está reconociendo su valor y solidaridad con el prójimo.
Fuente: EL NUEVO DIARIO
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