Las frecuencias de radio y televisión son del Estado

Por Luís Céspedes Peña
Las frecuencias de radio y televisión, son propiedades del Estado.
La ley 153-98, que rige la materia, advierte a los beneficiarios de las frecuencias asignadas, ganadas en concursos, que si la violan, el Estado las interviene. Para una legislación, como esta, que determina claramente cómo deben ser operadas esas frecuencias, lo único que hay que hacer es cumplir con sus reglas. Las leyes 10-91, que rige al Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), y la 6132, de Expresión y Difusión del Pensamiento, son muy claras.

Advierten que no debe destruirse la moral de las personas, que se debe respetar la dignidad humana, que no debe ofenderse a ningún ciudadano a través de los medios de comunicaciones, especialmente de la figura del Presidente. Y si las tres legislaciones establecen los límites para ser cumplidos, ¿por qué hay personas que abusan de esas leyes?
Pero hay que ser honestos. En el caso de Santiago, con la excepción de algún programa de Cibao TV Club, la mayoría de las plantas televisoras cumplen con las disposiciones legales. Los administradores de las frecuencias de radio y televisión, porque no son dueños, deben comenzar a entender que tienen que ir cesando de la práctica de arrendarles espacios a personas que no manejan la comunicación cumpliendo con orden jurídico.

El administrador de una emisora o de una planta televisora (no me refiere a quienes administran los recursos de esos negocios, sino a quienes firman los contratos con el Estado para la asignación de esos permisos), deben comenzar a poner en orden la situación. Porque un señor o una señora le pague el doble de lo que puede pagar un periodista o un locutor, no se debe permitir que éste o ésta, insulte al Presidente de la República, del partido político que sea, si no cuenta con las pruebas de sus acusaciones, como también podría serlo en contra del cardenal, de otros dignatarios, dirigentes empresariales o de otras áreas, como lo establecen las tres leyes. ¡Es que la falta de controles de algunas estaciones de radio y televisión, no sólo está perjudicando a figuras nacionales, sino hasta a los niños que tienen que escuchar a prostitutos, porque hay que llamarlos así, haciendo el amor con mujeres a través de esos medios!

Hay programas en los cuales ese tipo, que paga para que lo dejen hablar en una estación radial, que hace las veces de locutor, le dice a una mujer, hablando a través del teléfono: ¿Cómo te gusta que te lo hagas, de lado o boca arriba? Sigue haciendo el amor con la mujer a través del teléfono, pero hablándole al público por la radio, quizás sin conocerla: “Mami, abre las dos piernas, porque ahí voy…fuán”. Es una enseñanza perversa la que se les está ofreciendo a niños, adolescentes y jóvenes a través de algunos de esos medios de comunicaciones. Por las razones expuestas, se requiere que las autoridades y los sectores más comprometidos con el progreso de los pueblos, asuman sus responsabilidades sociales.

¡Esos señores sólo estaban buenos para doña Zaida!

No se debe continuar con el desorden que impera en algunos medios de comunicaciones hablados y visuales. Y por la imprudencia de algunas personas, que ningún conocimiento de comunicación tienen, pagan los que saben del tema: la mayoría de periodistas o locutores, los cuales tienen que comprar espacios más caros, si quieren tener sus programas, porque de lo contrario, los usurpadores se quedan con todos los medios. El gobierno debe entregarle los equipos de Cibao TV Club, al administrador de esas frecuencias, don Víctor Tejada, mi gran amigo, pero éste debe poner el orden cumpliendo con las Leyes. ¡Él sabe lo que tiene que hacer en el presente caso! Tejada sabe que sólo Antonio Guzmán Fernández se pareció a Presidente Leonel Fernández Reyna, en materia de respeto a las libertades públicas, especialmente de la libre expresión y difusión del pensamiento.

¡Si usted conoce a otro, como esos dos, quiero saberlo!

Y si hay otro que apoye más a los comunicadores que el Presidente Fernández Reyna, hágame pasar la vergüenza. Digas, a través de estos mismos medios, que yo estoy equivocado, citando a quienes superaron al gobernante.
Gracias por su lectura.