No tengo admiración especial ni por el actual alcalde (palabra moderna) (síndicos del ayer) ni por el cercano contendor para las próximas elecciones a celebrarse el 16 de Mayo en mi país de nombre República Dominicana, carcomido por la inmundicia politiquera de bajo mundo, llevada a los más encumbrados desórdenes de corrupción, término este negado hasta lo ridículo por el propio Presidente de todos los dominicanos.
Sería un irrespeto de mi parte no escribir en estas líneas el nombre de esos dos pro-hombres nacidos, ambos, en esta antigua e hidalga ciudad de los 30 CABALLEROS, con letras MAYÚSCULAS y que hoy no le queda más que resignarse a esperar cuál será (si el que está o el que aspira) quien seguirá burlando la poca materia gris de la ciudad que me adoptó un 11 de septiembre de 1977, fecha en que me radiqué en busca de mejor suerte y cuya suerte no veo asomarse en esa lucecita que parpadea al final del túnel.
Sigo escribiendo y no vomito de mi sesera los nombres de esos dos patriotas merecedores de administrar la cosa pública en la segunda ciudad de importancia, porque pienso que ustedes más que yo saben a cuáles personajes me refiero y de los que no hay mucho que abundar en materia de no saberse manejar ni con sus fondos ni con los ajenos; porque cuando al bolsillo de un solo hombre llegan tantos cuartos y los dilapida en construcciones baladíes y de poca monta, como son: iglesias (eso le corresponde a sus respectivos grupos), levantar monumentos para hacerse el gracioso (esta parte debería ejecutarla el Estado), reforestar con matas carísimas las avenidas de la ciudad para hacer rica (con retorno) a una sola persona (por qué no lo hace la cartera correspondiente), nombrar mil y una botellas que no hacen más ampliar el espectro corruptivo y el vilipendio de un dinero que no es propiedad de ningún JOSÉ ENRIQUE SUED y que un tal GILBERTO SERULLE quiere heredar para cobrarse todos los dineros que ha invertido en su cara campaña.
La pregunta obligada es: ¿qué van a hacer los que tendrán el tupé de acercarse el día de las elecciones a una mesa de votación a depositar un voto sin ningún valor para el futuro de esta ciudad y tampoco para las demás que conforman la geografía Dominicana? Votar por el actual, un aliado al partido en el poder, por un deshonesto negocio hecho sin miramientos por el que se cree dueño del país y que no respeta ninguna decisión porque lo que él diga es lo que va o, por el otro, un tránsfuga que de la noche a la mañana: derrotado, descontento, asqueado, bofeteado, pasó a las filas del GLORIOSO Partido Revolucionario Dominicano a llenar un espacio que supuestamente no podía ser cubierto por ninguno de los aspirantes.
Hágase usted mismo la siguiente pregunta: ¿qué se puede esperar de un político que piense y actúe como el actual candidato del PRD? Un señor que como diputado no tiene una sola obra que presentar en su gestión como miembro honorable de la Cámara Baja. Un doctor que debió cerrar su propia clínica alegando que sus compañeros del PLD se la desfalcaron, ya que tomaron el centro por asalto, Clínica La Altagracia, y la hicieron suya, utilizando sus instalaciones, medicamentos, personal médico y paramédico sin pagar un centavo.
Un tacaño consabido. Según los comentarios que se están escapando por la parte de afuera, los santiagueros peledeístas están preparados para darle una lección a su líder y la balanza inicia su declive a favor de Gilberto, comprado por el PRD como una salida perfecta para enfrentar al monstruo Sued, aupado por un Presidente que no escatima esfuerzos en utilizar los recursos, ajenos claro, tuyos y míos, extraídos de los impuestos que tú y yo pagamos. La suerte está echada, compañetriotas, de una vez y por todas aprendan a elegir lo mejor. Quién esto escribió no recomienda ninguno, pero debe haber un pastor aunque no sepa dirigir el rebaño.
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