Santiago.- EFE.- Los reclusos del Centro Penitenciario de Rafey, en Santiago, norte de la República Dominicana, y que ha sido tomado como modelo por las autoridades locales y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), denunciaron hoy que tienen que comprar agua para bañarse. Según los reclusos, las autoridades les cobran 10 pesos (0,30 dólares) por el uso del agua para bañarse. También se quejan de la decisión de las autoridades carcelarias de prohibirles a sus familiares llevarles frutas al recinto para que éstos tengan que comprarlas dentro de la cárcel, así como de la mala calidad de los alimentos y el agua que consumen en el centro.
Sin embargo, la denuncia fue rechazada por el administrador del centro, Erickson Bobadilla, quien aseguró a la prensa que los alimentos que consumen los internos e internas de la penitenciaría de Rafey, es de "buena calidad" y el agua es "filtrada".
Técnicos de la Comisión de los Derechos Humanos de la ONU visitaron hace quince días el penal de Rafey en compañía de autoridades locales y aseguraron que el mismo debe ser tomado como "modelo" por otros países de América Latina.
Sin embargo, los presos dijeron hoy a la prensa que las autoridades del centro muestran a los visitantes "un ambiente color de rosa", pero que la realidad es distinta.
Las reclusas, en cambio, dijeron sentirse "satisfechas" con el trato que reciben en el recinto, pero se quejaron de que no se les permite tener relaciones sexuales con sus parejas.
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