Por Juandy GómezEn cierta ocasión un señor compraba unos refrescos en un establecimiento comercial. Poco después la joven que lo atendía le entregó los refrescos de mala manera y sin las servilletas necesarias.
El señor permitió que un extranjero lograra comprar, y su sorpresa fue que la dependiente le despachó con toda amabilidad y con las debidas servilletas.
El agredido observó que el cliente al que le cedió el paso para comprar era un extranjero, mientras que él era un humilde conductor de vehículo pesado. Con este ejemplo, muy frecuente en nuestro diario vivir, se destaca la filosofía por la que algunos se rigen, de que “la primera impresión es la que vale”. Indicando con esta expresión que para juzgar a una persona basta con reparar en su apariencia.
No comments:
Post a Comment